20.8.12

Una sopa que está a dieta

Estaba pensando empezar esta entrada pidiendo perdón por haberos tenido casi en el abandono los últimos meses. Quería explicaros por qué he estado tan desaparecida y prometeros que a partir de ahora escribiré más a menudo. Pero la verdad es que paso de dar explicaciones. Qué más da, ¿no? Tampoco creo que os importe tanto.







En lugar de disculparme, voy a hablaros de esta maravilla de sopa de tomate. Es del libro Essentials of French Cooking, de Williams-Sonoma. Las fotos de las recetas del libro te hacen la boca agua y te dan ganas de ponerte a cocinar cuanto antes. Sin embargo, cuando haces las recetas y comparas con las fotos del libro, te das cuenta que ni por asomo lo tuyo tiene tan buena pinta. Yo creo que les ponen mucho photoshop. Pero bueno, la belleza esta en el interior, ¿no? En este caso, en el interior de un cuenco cubierto con hojaldre.






Lo que más me gusta de esta sopa es el sabor y el aroma que le da el tomillo, diferenciándola de la mayoría de sopas de tomate. También me encanta la tapa de hojaldre, que hace que el cuenco de sopa parezca una seta, y está buenísimo cuando la rompes sobre la sopa y te lo comes todo junto.

Lo que no me entusiasma demasiado de la receta es que lleva 1 litro de nata. ¡Un litro! ¿Pero por qué los franceses no están gordos? Yo la verdad que paso de tener remordimientos de conciencia y prefiero que la tarta tenga más sabor a tomate, así que he puesto a la sopa a dieta y le pongo sólo la mitad de la nata. Y la verdad es que no necesita ni un gramo más. 


Aunque parezca una sopa muy de invierno, ahora es cuando los tomates están en temporada, por lo que ahora es cuando hay que hacer esta sopa para que quede lo más rica posible. Aquí esta mi adaptación de la receta:

Sopa de tomate con hojaldre
Para 4-6 personas. Adaptado de Essentials of French Cooking, Williams-Sonoma

1 kg (2 lb) de tomates maduros
125 g (8 cucharadas, 4.5 oz) de mantequilla sin sal
1/2  (ó 1 si es pequeña) cebolla
2 dientes de ajo picados
1 hoja de laurel
2 cucharaditas de tomillo fresco picado
500 ml (2 tazas) de nata líquida
2 planchas de hojaldre 
1 huevo batido con 2 cucharadas de agua

Hervir agua en una cazuela. Con un cuchillo, hacer una cruz a los tomates en el culo y ponerlos en el agua hirviendo durante 30 segundos. Sacarlos con una espumadera, dejarlos enfriar, pelarlos y cortarlos en cuartos.

En una cazuela grande derretir la mantequilla a fuego medio. Añadir la cebolla y rehogar hasta que esté traslucida, unos 3 minutos. Añadir el ajo y hacer 1 minuto más. Bajar el fuego y añadir los tomates, el laurel, el tomillo, sal y pimienta. Dejar hacer removiendo de vez en cuando hasta que los tomates se ablanden, unos 20 minutos. Retirar el laurel.

Licuar la mezcla en una batidora de vaso o con una batidora de mano. Colar para quitar las semillas y volver a poner en la cazuela. Añadir la nata y dar un hervor. Retirar del fuego.

Precalentar el horno a 200°(400°F). Con el rodillo, estirar las planchas de hojaldre hasta que tengan unos 6 mm de grosor. Cortar círculos de diámetro un poco superior al de los cuencos en los que se vaya a servir la sopa. Poner los cuencos sobre la bandeja del horno, servir la sopa en ellos y cubrirlos con los círculos de hojaldre, de forma que quede un poco tirante. Con una brocha, untar los círculos de masa con huevo batido. Hornear hasta que la masa esté dorada e hinchada, unos 15 minutos. Servir inmediatamente.


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